El 3 de febrero, San Blas, siempre es un día especial en la vida de los carrioneses, ya que se trata de una jornada en la que se celebra una de las tradiciones más curiosas y originales de todo el año: la «rodada de naranjas». Esta tradición, que presume alguna leyenda popular medieval, tiene en realidad orígenes inciertos y representa una de las costumbres más arraigadas en la sociedad carrionesa durante décadas.

Los estudiantes de los colegios de la localidad acudían con sus profesores hasta el monasterio de Santa Clara a «besar la reliquia» de San Blas, una costumbre religiosa aún latente, y posteriormente, rodaban por las eras cercanas al monasterio las naranjas que habían llevado.

La celebración de esta original festividad comenzó a las 17:00 h, con la celebración de una misa en el monasterio de Santa Clara, el lugar donde se hallan las reliquias de San Blas, considerado por muchos fieles como el santo intercesor de los males y enfermedades de garganta. Después de que el sacerdote ofreciera a los asistentes al reliquia para ser besada, varios niños de la localidad jacobea cumplieron la tradición, rodaron sus naranjas por la explanada contigua y disfrutaron de la tarde.