Con fecha de 27 de agosto de 1878, el alcalde de la ciudad, don Antolín Galán, remitió oficio a solicitud del Sr. Gobernador de la Provincia de Palencia informándole de los sellos en uso por la Corporación Municipal, así como del origen último de las armerías que se apreciaban en los mismos. En el mismo, el Regidor carrionés declarará que “el presente sello que contiene las armas de esta ciudad y en cuyo escudo figuran dos carros y dos castillos que recuerdan la conquista de la población que se hallaba en poder de los moros por los cristianos, valiéndose de la estratagema de entrar en ella por medio de cubas conducidas en carros, es propio de la alcaldía”, desconociéndose cual fuera “su origen” –que se presume sea antiguo-, y sin poder expresar por tal razón “la época verdadera de su uso”. A pesar de contar con serios indicios que nos permiten presumir que el concejo de Carrión de los Condes debió de disponer en algún momento de su larga trayectoria histórica de un pendón o estandarte municipal, lo cierto es que si aquel existió alguna vez, no nos ha llegado vestigio alguno del mismo. Hasta el reinado de Alfonso X (1252-1284), las milicias concejiles carrionesas estuvieron presentes, en no pocas ocasiones, en las convocatorias regias a fonsado o prestación militar de su caballería en las principales campañas andaluzas. Entra dentro de lo probable que la hueste concejil que acudía a tales convocatorias regias portase un estandarte militar que denotase e identificase, en el campo de batalla o en simple campaña, su presencia. Dicha enseña, portada por el juez o alférez concejil, era acreedora habitual de un trato distinguido y honorable tanto por propios como ajenos, al considerársela representación última del propio municipio y de sus autoridades. ¡Gloria al pueblo que ha dado a Castilla Tu nombre cantan las aguas del río, En tus casas señoriales, Y, celoso soberano ¡Gloria al pueblo que ha dado a Castilla Tu nombre cantan las aguas del río, Para amar a la Virgen de Belén. Patrona de la Ciudad CORO Madre del que en Ti confía, Como la estrella del alba Y, al par que el pueblo te adora, Madre de amor y consuelo, Ojos que vieron tus ojos Virgen que el sol más hermosa, Amor de nuestros amores, Dios puso, ¡oh, Madre!, en tus ojos Bendita por siempre seas, Tú, en la vida y en la muerte, Y los que a tus plantas vuelven, Tu nombre, Madre, es el nombre Nombre que, al amar tus hijos Madre, ser justos juramos Siempre en la paz de tus ojos Escudo
Bandera
Himno
LETRA DEL HIMNO OFICIAL DE LA MUY NOBLE Y LEAL CIUDAD DE CARRIÓN DE LOS CONDES
Letra de Pedro Cantero Cuadrado
Música de Sergio Valbuena Esgueva
poetas ilustres e infanzones de pro!
Con orgullo y honor sin mancilla
lancemos el grito de ¡Viva Carrión!
leyendas moras pregonan tu fe,
que hizo ermita un castillo bravío
para amar a la Virgen de Belén.
albergue de comuneros,
aún refulgen tus aceros
con destellos inmortales.
de tu gloria y tu panera,
hoy defiendes la bandera
del labriego castellano.
poetas ilustres e infanzones de pro!
Con orgullo y honor sin mancilla
lancemos el grito de ¡Viva Carrión!
leyendas moras pregonan tu fe,
que hizo ermita un castillo bravío
para amar a la Virgen de Belén.Partitura Himno Carrión de los Condes
Himno Virgen de Belén
Madre del eterno bien,
muestra que eres Madre mía,
Santa Virgen de Belén.
tienes por trono la altura,
tu alfombra es nuestra llanura,
nuestro cielo, tu dosel.
doblando a tus pies su frente,
tuerce el río su corriente
para besar tu escabel.
Madre de nuestros pesares,
oye al que en tiernos cantares
te da el alma y corazón.
nunca olvidarte pudieron,
tuyos nuestros padres fueron
y hoy sus hijos tuyos son.
Reina de nuestras llanuras,
no niegues, no, tus ternuras
al alma que espera en ti.
causa de nuestra alegría,
Madre mía, Madre mía,
vuelve tus ojos a mí.
ese amor que endulza el llanto,
toda gloria y todo encanto,
la fuente de todo bien.
Madre de nuestra esperanza,
feliz quien tu amor alcanza,
Santa Virgen de Belén.
en los gozos y en el duelo,
fuiste el amor y el consuelo
de los hijos de Carrión.
y los que de aquí se alejan,
al besar tus pies te dejan
en un beso, el corazón.
que cierra nuestra agonía,
grito de nuestra alegría,
la voz de nuestro pesar.
su fe, su honor y su tierra,
canta el guerrero en la guerra
y el marinero en el mar.
y amarte con alma y vida,
carrionés que a Ti te olvida
ni es tuyo ni es carrionés.
verás nuestros ojos fijos,
y, antes de no ser tus hijos,
danos morir a tus pies.