Descripción del proyecto

 

Iglesia de Santa Clara

DESCRIPCIÓN:

La primitiva iglesia del monasterio que era muy humilde se unió a la dedicada al Espíritu Santo de los Agustinos Regulares y se construyó la actual, en el más puro estilo del Renacimiento clásico, entre 1614 y 1621.

La Abadesa Sor Luisa de la Ascensión Colmenares la construyó mediante un donativo de Felipe III (1598-1621) y las rentas que concedió Felipe IV (1621-1665), así como regalos de las esposas de ambos en agradecimiento por sus buenos consejos y oraciones de ésta. Construida en sillería, la iglesia es de una nave, con bóveda de cañón con lunetos y cúpula en el crucero con yeserías planas, y varias pequeñas capillas con hornacinas.

El retablo mayor barroco, se construyó hacia 1620 en tres cuerpos con columnas salomónicas, pinturas y esculturas de alto valor artístico dispuestas en perfecta simetría. Presidido por una imagen gótica de la Inmaculada del siglo XV,  otra de Santa Clara y cuatro grandes lienzos de la escuela manierista italiana, del primer tercio del siglo XVII que representan la Ascensión de Jesucristo, la Oración en el Huerto, el Martirio de Santa Úrsula, las Once Mil Vírgenes, y el Rey David Penitente, así como seis ángeles tenantes napolitanos, varias imágenes más y una interesante predela o plataforma sobre la cual se asienta el altar, con ocho pequeñas tallas con relicarios. En las paredes del presbiterio se admiran dos pinturas. Una de ellas  representa a la Inmaculada de Gregorio Fernández, sita en el Convento de Clarisas de Valladolid y que se perdió en un incendio. Y otra que representa el “Cristo de la Expiración”. En los muros laterales de la nave hay sendos cuadros de los Estigmas de San Francisco y San Buenaventura.

En un brazo del crucero hay un sepulcro de alabastro que contiene los restos de D.ªAldonza Manrique, condesa de Castañeda, quien hizo varias donaciones al monasterio en bienes inmuebles y en efectivo. Fundó dos capellanías en el monasterio; las figuras y escudos nobles de su sepulcro del siglo XVI son de piedra caliza y alabastro y están primorosamente tallados. En la iglesia también destacan la sillería del coro del siglo XVI, de nogal, y una Inmaculada gótica del siglo XVI. En una arqueta, situada en una hornacina del coro bajo, reposan los restos de la Sor Luisa de la Ascensión, la célebre monja de Carrión, gran restauradora del Monasterio.

pdf Ficha de la iglesia de Santa Clara.

RECURSO TURÍSTICO IGLESIA DE SANTA CLARA 
CATEGORÍA: Manifestación Cultural
TIPO: Arquitectura y Espacios Urbanos
SUBTIPO: Iglesia
DECLARACIÓN:
 UBICACIÓN
Castilla y León
Palencia
Carrión de los Condes
C/Santa Clara, 12
979 88 01 34 / 639 91 98 75

ÉPOCA: s. XVII
ESTILO:  Renacentista
CONSERVACIÓN: Muy buena
TITULARIDAD: Religiosas Clarisas
USO ACTUAL: Al culto religioso
ENTRADA: Gratuita
HORARIO: Para culto 09:00 h.

En el muro que separa la iglesia del coro se encuentra un monumental panel bellamente decorado con azulejos de Talavera de la Reina de excelente factura, realizado entre 1614 y 1619 quizás por Alonso de Figueroa y en el cual están representados San Francisco y Santa Clara. La estructura arquitectónica es clasicista con pilastras cajeadas, frontones triangulares y curvos, pero aparecen ya algunos elementos barrocos (su frontón con volutas, decoración con guirnaldas). La ornamentación de fondo es manierista, destacando el florón principal, y la monocromía azul se alegra con discretos toques amarillos. El mismo autor, Figueroa, realizó también, por encargo de Sor Luisa de la Ascensión, el revestimiento de la bóveda y los muros de la pequeña ermita de San Juan. En el monasterio se conservan también varios fragmentos de frontales que pueden ser de Figueroa o de Fernández Marqués.

Probablemente lo más sobresaliente que alberga la iglesia es un “Cristo Crucificado” y una “Virgen de la Piedad”, obras del escultor barroco Gregorio Fernández por las que Sor Luisa de la Ascensión tenía una gran devoción. Ambas piezas tienen un vigoroso realismo, con expresión maravillosa de gran patetismo y delicadeza en las actitudes y en los pliegues de las vestiduras. El Crucifijo, esculpido en 1627 para María Vélez Ladrón, condesa de Triviana, fue regalado por ésta a las Clarisas de Carrión, y es el prototipo del famosísimo Cristo de la Luz, llamado “La Perla” de Gregorio Fernández. La Piedad, de hacia 1620, se la regaló, al parecer, Felipe III. Estuvo dentro de la clausura, en la ermita de Sor Luisa, hasta 1945, cuando salió en procesión por primera vez, y sólo ha salido tres veces más, siempre de forma excepcional (la última, en 1998); es una imagen de fondo de retablo así que por detrás es plana.

En el lado de la Epístola está el retablo de la Virgen del Consuelo (siglo XVIII), con una talla policromada de la misma (siglo XVI) en la que se representa a la Virgen embarazada con el vientre transparente mostrando al Niño en su interior; se cree que esta imagen procede de América. El retablo del Espíritu Santo (1568) está presidido por una tabla de la Sagrada Familia, a la que rodean otros santos y una Inmaculada; al parecer, la pintura del ático, que representa “La Venida del Espíritu Santo” no pertenecía al retablo y se añadió posteriormente.

La portada, de cantería, se encuentra al lado del Evangelio (norte) y está dividida verticalmente en dos cuerpos, con pilastras dóricas en el inferior y corintias en el superior. La iglesia al principio tenía tres puertas, pues estuvo dedicada al Espíritu Santo, a San Blas y a Santa Clara; actualmente uno de los arcos está cegado. La meritoria fachada contiene varias estatuas desfiguradas entre las que se distinguen la Purísima y San Francisco. Las muchas cruces que hay en toda la fachada se deben a la devoción que Sor Luisa  tenía por la Pasión de Jesucristo y los  Dolores de María.

PARTICULARIDADES:

El día de San Blas, 3 de febrero, pervive la costumbre de “Rodad la Naranja”. Este santo es el protector de la garganta Después de una misa en honor del santo en la iglesia del monasterio de Santa Clara, la reliquia de San Blas se pasa por la garganta de los devotos que buscan su protección; en ocasiones también se dan a besar las reliquias de San Francisco y de Santa Clara, fundadores de la familia franciscana. A continuación, si el tiempo no lo impide, los niños acuden a una era cercana para hacer rodar naranjas por la hierba, y termina la celebración con una batalla campal con la fruta; en los últimos años se rueda la naranja a la puerta de la iglesia, ya que el nuevo colegio CEIP « Marqués de Santillana» y la guardería municipal “Naranjita” se han construido en la era donde antes se solía hacer. También son tradicionales los llamados lazos o cuellos de San Blas, hojaldres que las madres Clarisas elaboran solamente con motivo de la fiesta de San Blas.

El origen de esta curiosa costumbre de «Rodar la naranja» hace alusión al Cid, quien, en cierta ocasión, traería naranjas de Valencia como presente cuando vino a visitar a sus hijas, pero, al no encontrarlas, se enojó de tal forma con sus yernos que les lanzó las naranjas. Eran frutas exóticas para los niños, que se pelearon por ellas. Con el enfado y el griterío, el Cid perdió la voz, y, cuando salía de Carrión, entró en la iglesia de Santa Clara, donde, después de besar la reliquia de San Blas, la recuperó. Esta es la tradición y la leyenda, porque la Historia lo desmiente, ya que, por un lado, las hijas del Cid no se casaron con los Infantes de Carrión y, por otro, el monasterio de Santa Clara no se fundó hasta el siglo XIII.

OBSERVACIONES:

Dispone de acceso para personas con dificultades de movilidad.